La Libertad de Ofender


Llevaba un par de días dándole vueltas al tema, me había disgustado mucho la noticia y había algo que, básicamente, me molestaba, aunque no sabía definir el qué y el por qué.

Me pregunto, hasta que punto se trata de libertad de expresión o simple y llanamente, de provocación.

A raíz de lo acontecido en los últimos días, vuelve a la palestra el tema de la libertad de expresión, por encima de todo lo demás. Pero, me parece a mí que nos manipulan cuando, en nombre de la libertad, sacan a la luz películas, artículos o caricaturas, sabiendo que van a provocar problemas, apelando a que en occidente somos libres de hacerlo porque nuestras leyes nos lo permiten, o nuestra cultura lo ve válido… Porque estamos por encima de aquellos que se sienten aludidos u ofendidos. Y aunque en el fondo vemos que semejantes actos son una provocación, cuando nos argumentan eso, que somos libres, nos quedamos sin palabras y callamos. Pero no. Es una provocación y está mal, y nada tiene que ver con la libertad de expresión.

¿Por qué digo esto? Sólo tenemos que ponernos en situación, quizás para que comprendan algunos, hemos de plantearlo diferente. Pongamos por caso que no hablo de algo tan abstracto como es una cultura o un pueblo, pongamos que hablo de un amigo tuyo, de un conocido, de un compañero de trabajo… Toda relación, para que esta funcione, se apoya sobre las bases del respeto, de la comprensión y del amor (en función del tipo de relación que hablemos). Basándonos en eso, primero respetaremos sus diferencias y segundo, nunca ofenderemos, diciendo o haciendo algo que pueda dolerle o perjudicarle. Por ello, cuando en alguna ocasión, durante el trascurso de una discusión hemos dicho algo “feo” hacia alguien diferente, todos y cada uno de los presentes, ha alzado su voz, no para defender ni a uno ni a otro, sino para decir ¡eh, sin ofender”, y defender el respeto. Porque sabemos que podemos pensar distinto, ser de distintos equipos de fútbol, de distintos partidos políticos, de distintas clases sociales, de distintas religiones, y sabemos que podemos dialogar, hablar, intentar convencer, intentar llevarnos al huerto a la otra parte, no estar de acuerdo, pero NUNCA ofender, ni faltar al respeto. Siempre se dijo que la libertad de uno termina donde empieza la del otro. ¿Por qué entonces, ese mismo sabio criterio no lo aplicamos al resto?


Y cuando alguien saca una película, un artículo, un libro o una viñeta, que se burla de algo que para muchos es importante, es querer tocar las narices, y es creerse por encima de ellos. Y lo hace, no inocentemente, sino a sabiendas de que se va a armar (la de Dios). Ese alguien no está sirviéndose de su libertad, sino abusando de ella.

No justifico la que se líe después; pues también pienso que si somos lo suficiente inteligentes, no vamos a entrar en el juego, no vamos a dejarnos provocar, y si nos ofendemos es cuestión nuestra “desofendernos”. A palabras necias, oídos sordos.

Lo que pasó después, con el asesinato de varias personas en la embajada estadounidense en Libia, es intolerable, inadmisible. Los que quisieron provocar, vencieron. Y los ignorantes, que se dejaron manipular por sus predicadores, se convirtieron en un arma de destrucción masiva, en manos de ambos mandos. Fueron títeres de los que ofendieron, y de los que se quisieron dar por aludidos. Para así, provocar una revuelta en su propio beneficio, ni para defender la libertad, y ni siquiera para defender su religión.

Me pongo en el lugar de los trabajadores de esa embajada... del terror que debieron vivir... Lo peor, la turba, no se la puede hacer cambiar de idea, solo tienen sed, sed de sangre, una vez que se la ha programado para destruir... Sin embargo no es a la turba a la que debo señalar con mi dedo acusador, para mi ellos no son los responsables, son la herramienta de la que otros se han servido para sus oscuros propósitos. Los responsables son quienes provocan, y quienes luego incitan. El medio de llegar hasta ellos fueron el odio, el miedo, la intolerancia, la ignorancia. Debemos erradicarlos de nuestras vidas si queremos vivir libremente.

La mejor forma de evitar esto, una vez más, es la cultura, porque así tendremos el suficiente criterio propio, como para no dejarnos manipular, y ver el propósito detrás de muchas acciones.

Porque cualquier acción que instigue al odio, a la falta de comprensión hacia otras culturas, que incite a la violencia, a la ira, que apele a nuestros instintos más primitivos, no es buena y no debe ser bienvenida, debería ser castigada, y como poco, debería ser ignorada.

Tiene que haber justicia para que halla paz; en este caso lo justo es condenar al provocador y al instigador, ya que fueron los responsables de las muertes posteriores.

No es la libertad. La libertad no tiene la culpa, sino la interpretación que de ella hacen algunas personas. No es la ignorancia quien tiene la culpa, sino el uso que de ella hacen algunas personas.
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Esto es sólo una opinión personal. No pretende ser verdad.
nota: los sucesos aquí, sobre el vídeo aquí

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